Desde que la periodista de origen plebeyo, divorciada y con un pasado controvertido, Letizia Ortiz Rocasolano, se unió a la Familia Real al casarse con el entonces príncipe Felipe, ha pasado por una transformación impresionante. A pesar de las reservas iniciales de los reyes eméritos, Juan Carlos I y Sofía, Letizia se ha ganado un lugar destacado en la escena internacional, convirtiéndose en una de las royals más admiradas. Sin embargo, tras la fachada de elegancia y comportamiento ejemplar, se esconde una reina que, según algunos, carece de cercanía y empatía.
Tras haber crecido alejada del mundo de la realeza, se esperaba que Letizia proporcionara una imagen más cercana y amable a la ciudadanía. No obstante, su enfoque meticuloso y su control extremo sobre su imagen han dejado a muchos españoles sintiéndose distantes. Esto se debe a que Doña Letizia se caracteriza por su expresión imperturbable, una sonrisa perpetuamente forzada, gestos un tanto bruscos y una actitud controladora. Incluso sus propias hijas, Leonor y Sofía, parecen mostrarse renuentes a hablar cuando ella está presente, lo que ha dado lugar a situaciones incómodas en público.
El día que Letizia rompió el corazón de un niño en el cine
De hecho, un incidente que ocurrió en una sala de cine de Madrid en el año 2014 arroja luz sobre el comportamiento de Letizia. Durante la proyección de la película infantil "Las aventuras de Peabody y Sherman", un niño se acercó a la Familia Real y les pidió una foto. La respuesta de Letizia dejó atónitos a todos: "Ahora no podemos. No estamos trabajando". La reina se mostró torpe y aparentemente indiferente a la ilusión de un niño, una actitud que chocó con su papel como figura pública.
La reacción de Felipe, príncipe de Asturias en ese momento, fue inmediata. Sintiendo la vergüenza de la situación, se acercó al niño y se disculpó en nombre de la Casa Real. Explicó que, si se tomaban una foto con él, otros querrían hacerlo también, y ese día estaban allí para ver la película y disfrutar de su tiempo a solas como pareja. Felipe asumió la responsabilidad de la desilusión del niño para que el pequeño dejara de llorar, pero la controversia no terminó ahí.
Letizia y el coro antimonárquico
Lo que sucedió a continuación en la película proyectada en la pantalla grande fue aún más sorprendente. Los personajes de dibujos animados viajaron en el tiempo y aterrizaron en medio de la Revolución francesa, donde la multitud clamaba por una sociedad igualitaria y gritaba "¡Abajo la monarquía!". En ese momento, la audiencia del cine se unió en risas al coro antimonárquico, coreando "¡Que muera la monarquía!" en presencia de los futuros reyes de España, todo debido a la actitud de Letizia y su falta de atención hacia un niño. Un giro irónico, ¿verdad?
Este incidente en la sala de cine dejó una mancha en la reputación de la reina Letizia y la convirtió en el blanco de críticas por su desidia y falta de consideración hacia un niño que solo quería un recuerdo con la realeza. Mientras que Letizia puede ser admirada por su elegancia y control en eventos oficiales, es su comportamiento distante y su incapacidad para relacionarse con la gente común lo que la hace impopular, incluso provocando una revuelta antimonárquica en un lugar inesperado.