La vida de la reina Letizia está envuelta en una compleja red de protocolos y sonrisas en eventos oficiales, pero tras esta fachada se esconde una historia de sacrificios y momentos de desacuerdo. Desde su ingreso en la familia real, especialmente tras su ascenso al trono, ha debido enfrentar numerosos desafíos.
El escándalo de las presuntas infidelidades de Letizia al rey Felipe VIcon Jaime del Burgo sacudió la percepción pública sobre su vida. Ahora ha perdido mucho poder en Zarzuela, pero hasta hace poco muchos la veían como alguien que llevaba una existencia en modo fácil, llevando la voz cantante en palacio. Sin embargo, su vida ha estado marcada por tensiones y restricciones impuestas por el protocolo real.
La reina Letizia, sin voz ni voto en sus primeros años como esposa de Felipe VI
Según la periodista Pilar Eyre, experta en realeza, Letizia tuvo que hacer grandes sacrificios desde que se comprometió con Felipe. Abandonó su profesión y se sometió a una intensa formación para convertirse en la reina perfecta, renunciando a expresar sus opiniones sobre diversos temas. "Sin poder intervenir en los preparativos de su propia boda ni de su existencia futura", escribió la periodista especializada en la casa real Pilar Eyre.
Letizia no se quedaba callada. Sin embargo, sus palabras caían en saco roto. "Haga listas, señora", le decían los altos cargos de Zarzuela. Y eso es lo que hizo. Según la periodista, la reina decidió llevar consigo un cuaderno en el que anotaba todas las cosas con las que no estaba de acuerdo. Aquello derivó en un a libreta con notas que exponían secretos íntimos de la Casa Real, revelando aspectos que podrían haber generado un escándalo de haber salido a la luz.
El CNI recomendó destruir el diario de Letizia
Sin embargo, la existencia de este diario fue breve. Por recomendación del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Felipe VI ordenó a Letizia que lo destruyera, temiendo que su contenido pudiera comprometer la estabilidad de la monarquía.
"Cuando lo quemó en la chimenea del palacio, quizás se dio cuenta de que también estaba quemando su pasado para empezar una nueva vida", explicó Eyre. Este acto simbólico marcó un punto de inflexión en su relación con la corona y su compromiso con la institución monárquica.