Los dramas en la vida de Charlene de Mónaco no tienen fin, y para empezar está el plato principal, su matrimonio, un vínculo que debería estar basado en el amor pero que en su caso se ha convertido en un contrato. Es casi un secreto a voces que si la ex nadadora olímpica se ha mantenido junto a Alberto II de Mónaco es porque este le paga un millón de euros al mes, 12 millones al año, además de que irse le privaria de volver a ver a sus hijos, Gabriella y Jacques, quienes desde hace tiempo se sospecha que fueron gestados por inseminación artificial y no porque Charlene de Mónaco y Alberto II se hayan encontrado en la cama.
Pero esto es solo una parte de todos los problemas que rodean a la ex nadadora olímpica, una mujer que la mayor parte del tiempo muestra un semblante triste y que gracias a la vida que dicen los medios que lleva, no sería de extrañar. Los problemas de Charlene de Mónacola hicieron caer en una adicción a los somníferos de la cual intenta recuperarse, en teoría el viaje de hace un tiempo a Sudáfrica fue con este objetivo a pesar de que la versión oficial es una infección de oído que le impedía viajar, pero la ex nadadora olímpica seguiría presentando sus mismos problemas de siempre, algo que inevitablemente pasa factura.
Una mujer preciosa que no se beneficia de un inconveniente contraluz
Muchos estarán de acuerdo en que Charlene de Mónaco siempre fue una dama de buen ver, atractiva y con juventud en su cuerpo gracias a su tiempo como nadadora, pero entre tantos problemas que se le han presentado, tristezas y demás, su cara ha terminado sufriendo los efectos de la depresión sumados a los de la edad, por lo que la ex nadadora olímpica tuvo que recurrir a algunas ayudas estéticas.
Evidentemente no hay nada criticable en esto, tanto hombres como mujeres de diferentes escenas del todo el mundo terminan recurriendo a estos tratamientos con la finalidad de mantenerse atractivos y presentables al público o para sí mismos, también están esas personas a quien no parece afectarles el paso del tiempo, pero eso es otro tema.
En el caso de Charlene de Mónaco, ha tenido la mala suerte de enfrentarse al peor enemigo de una cirugía estética, la contraluz. Fue fotografiada en un evento donde desde arriba hacia abajo el balance de luz no era el mejor, y esto causó que sus imperfecciones antinaturales salieran a la luz, literalmente.
¿Mala iluminación, o mala cirugía?
Mientras que algunos culpan a la luz de que la princesa se vea de esta forma, otros lo atribuyen directamente a las manos de los médicos, la esposa de Alberto II de Mónaco se ha sometido a tantos procedimientos en tantas zonas de su cara que todo ha terminado cambiando considerablemente su apariencia, generando imperfecciones que en un principio no deberían estar ahí, y que una mala iluminación ayuda a capturar de mejor manera. ¿La conclusión? Probablemente Charlene de Mónaco necesite más retoques después de todo esto.