La princesa de Mónaco siempre ha tenido muy mala fama dentro de la familia de su esposo, el príncipe Alberto II de Mónaco, por su adicción a las pastillas. Esta adicción no es que haya sido adrede por parte de Charlene de Mónaco, sino que su condición y estrés es lo que ha provocado su fuerte adicción hacia las pastillas, más que nada somníferos y antidepresivos, lo cual le ha pasado factura poco a poco a la princesa, pero no solo eso, sino que también ha dañado su imagen, ya que la familia de Alberto II de Mónaco no ven con buenos ojos a la princesa.
Para ser exactos, las que se sienten de esta forma son las hermanas del príncipe, es decir, Carolina de Mónaco y también Estefanía de Mónaco. La segunda no es tan extrema respecto a esto, pero Carolina de Mónaco sí lo es y ve con muy malos ojos a Charlene de Mónaco por su adicción a las patillas, algo que incluso ha llegado a comentarle a su hermano. La hermana del príncipe Alberto II de Mónaco ha hablado con él para manifestar su desagrado, pero el príncipe no puede hacer gran cosa, ya que al final está en un “contrato” con su esposa para mantener el principado.
Charlene de Mónaco no puede vivir sin antidepresivos y somníferos
La esposa del príncipe Alberto II de Mónaco se ha ganado su apodo de “la princesa triste” debido a sus estados de ánimos y a su cara particular que deja a la vista este sentimiento, pero la verdad es que la princesa sufre de depresión, algo que solo conoce la familia del príncipe Alberto II de Mónaco. Es por esto que Charlene de Mónaco consume antidepresivos y no puede vivir sin ellos, ya que de lo contrario su situación empeora.
De la misma forma, la princesa no puede vivir su día a día sin somníferos, los cuales son vitales para que pueda dormir por las noches. Este consumo de pastillas poco “normalizadas” han llevado a pensar a la familia del príncipe Alberto II de Mónaco que Charlene de Mónaco no es apta para ser princesa por el hecho de ser una drogadicta.
No podemos olvidar que todas las pastillas y medicamentos al final del día son drogas utilizadas con fines médicos, y justo los somníferos y los antidepresivos son eso, drogas, aunque decir “drogadicta” a una persona que consume estas pastillas es algo que está mal. Sin embargo, Carolina de Mónaco es la primera que se refiere a su cuñada de esta forma, e incluso se ha referido de esta forma delante de conocidos del príncipe Alberto II.
Toda esta situación dificulta más la vida de Charlene de Mónaco y es lo que hace que necesita cada vez más y más pastillas, a veces incluso otras nuevas que le receta el doctor, por lo que su imagen se deteriora a manos de un bucle que sigue y sigue.