Charlene de Mónaco ha vuelto a Sudáfrica, en la tierra que le vio nacer y aparentemente la tierra que volverá a consumir mucho de su tiempo. Esto ya ha pasado anteriormente, para ser exactos, hace unos 2 años, donde la princesa consorte viajó a Sudáfrica y se quedó retenida por problemas de salud, más específicamente, por una infección en un oído. Esto fue un antes y un después para la princesa consorte, ya que no fue poco tiempo el que estuvo en las tierras africanas, y esto llamó mucho la atención.
Esta estadía pudo no haber sido por problemas de salud, sino porque Charlene de Mónaco no quería volver a Mónaco, algo que fácilmente podría volver a suceder y que necesitaría, nuevamente, de una excusa para que no se haga evidente que la princesa no quiere volver a Mónaco.
Ya muy graves están los rumores que circulan sobre la crisis de los esposo como para dejar en vista que Charlene de Mónaco no quiere volver, aunque esta podría volver, sí, pero solo para poder seguir viendo a sus hijos y para recibir ese cobro anual de 12 millones de euros.
Charlene de Mónaco ha viajado a Sudáfrica sola pese a que el príncipe afirmó que iría con ella
Alberto II de Mónaco ya había expresado el pasado mes de agosto que iba a acompañar a Charlene de Mónaco en su viaje, cosa que no ha sido así y que rápidamente ha despertado un montón de rumores sobre la ausencia de Alberto II de Mónaco. Es posible que el príncipe haya querido transmitir una imagen muy distinta a la que creen los medios, aunque con esta ausencia de “imprevisto” no hace más que reforzar esta imagen y la idea de que el matrimonio no está pasando por un buen momento.
Además, cada vez son más las pruebas que dejan al descubierto que Charlene de Mónaco no está pasando por un buen momento y que, efectivamente, por algo le dicen “la princesa triste”. Ahora que ha vuelto a Sudáfrica, es posible que no quiera volver, tal como pasó en la ocasión anterior.
De igual forma se habla a partes iguales de la cercanía que está teniendo Alberto II de Mónaco con Nicole Coste, su ex y con la cual comparte un hijo, y es indudablemente llamativo que esta cercanía se dé justamente en un punto en el que el matrimonio no tiene la mejor pinta del mundo. Todo esto y más da pie para hablar a largo y tendido del porque el matrimonio y la relación de los príncipes está pasando por una crisis, lo cual refuerza la evidencia de que Charlene de Mónaco no quiere ser de Mónaco.
Sin embargo, nuevamente, solo queda ser espectadores y esperar a ver que sucede, ya que, como sabemos, Charlene de Mónaco está atada a un “contrato” que tiene que cumplir como la esposa de Alberto II de Mónaco, y si no lo cumple, es probable que la custodia de sus hijos pase únicamente al príncipe.