A medida que pasa el tiempo, más nos damos cuenta de que queda muy poco de la Charlene de Mónaco que nadó en los Juegos Olímpicos del año 2000 representando a Sudáfrica. Al contraer matrimonio más de una década después, su vida cambió para siempre. Se le ha visto pasar de un estilo a otro, en constante transformación de su imagen. Al parecer, se niega a aceptar que ya llegó a los 45 años. Ahora bien, su reciente estreno de cara deja en evidencia más relleno en los pómulos. ¿Podrás reconocerla?
Charlene de Mónaco se mantiene bajo el foco mediático desde que se supo que su relación con el príncipe Alberto no es, ni de cerca, un cuento de hadas. Siempre da de qué hablar cuál es el acuerdo que tienen para seguir mostrándose juntos. Ya que no se aprecian enamorados, aunque hay quienes afirman que nunca lo estuvieron. Lo cierto es que, en su esfuerzo por continuar con la imagen de la familia feliz, la princesa se esfuerza por verse hermosa. Sus cortes radicales de cabello no son el único motivo de su transformación, pues su cara hizo un nuevo debut.
La constante transformación facial de Charlene de Mónaco, una ardua batalla para detener el reloj
Parece que el inicio de la relación amorosa con Alberto de Mónaco fue lo que desató la ola de intervenciones estéticas que hoy se leen en su cara. Una de las operaciones más comentadas es la rinoplastia, que perfiló y disminuyó el tamaño de su nariz. Además de la aplicación de colágeno en los labios, que previamente lucían delgados y con una forma desproporcionada.
Tal y como muchas otras estrellas y personas del medio, se ha vuelto una cliente frecuente del bótox. Cuando empezó estos tratamientos faciales, se trataba únicamente de corregir algunas líneas de expresión. Y es que, posiblemente por la delicadeza de su piel o su tonalidad tan clara, antes de cumplir los 30 años tenía severas líneas alrededor de los ojos y en la frente. Sin embargo, con el paso de los años, la royal ha ido perdiendo más que las arrugas que aparecen con la edad.
En una de sus últimas apariciones, se pudo notar que los rellenos aplicados no le dejaban sonreír con naturalidad. El tratamiento para hacer más carnosos los labios y añadir volumen a los pómulos fue excesivo. Su rostro lucía demasiado hinchado y redondo. Quien hasta hace unos meses volvió luego de ser sometida a distintas intervenciones a causa de una infección que la retuvo en su país natal, se veía más delgada. El exceso de esta sustancia provoca que el rostro esté paralizado y tenso, por lo que sus facciones pierden sus capacidades normales.
A Charlene de Mónaco ya no parece importarle que la prensa del corazón genere un debate sobre sus volúmenes renovados o la cantidad de infiltraciones de bótox que se hace periódicamente. Al final, el reflejo del espejo alimenta su sensación de juventud. ¿Cuál será su próxima intervención en la agenda?