A pesar de que Charlene de Mónaco es una de las princesas de Europa y tiene una vida asegurada y muy lujosa, muchos podrían compadecerse de ella por lo difícil que ha sido su vida en el tema de la salud mental. A través de los medios han emergido diferentes fuentes que han hablado barbaridades que le han ocurrido, como que su viaje a Sudáfrica bajo la excusa de una infección de oído era una tapadera para ocultar su adicción a los somníferos, la cual le estaban tratando.
Otros agregan que dicho viaje fue un escape, y si regresó a Mónaco fue porque el dinero y las ganas de no perder a sus hijos le hicieron volver. 12 millones de euros al año y poder seguir viendo a Gabriella y Jacques fueron el motivo por el que Charlene de Mónaco volvió junto a Alberto II, más o menos, pues luego se decía que ni siquiera estaban viviendo juntos.
La princesa triste, además está repudiada
Por esto y muchas otras cosas, Charlene de Mónaco se ha ganado el apodo de “la princesa triste”, su presencia en eventos está acompañada por lo general de una cara larga y ausente de la sonrisa que llevaría cualquier otra reina o princesa, aunque esta fuera mera estética. A pesar de todo, la ex nadadora olímpica carece de algo que la gran mayoría de reinas y princesas de Europa sí tiene, y eso es el apoyo de las demás.
Recientemente hemos visto casos como el de Mary Donaldson y la deslealtad que sufrió de parte de Federico de Dinamarca. En consecuencia, royals como Letizia Ortiz y Máxima de Holanda mostraron su apoyo hacia Mary Donaldson, y de la misma manera esto es algo que ocurre con el resto de princesas o reinas. Hay un sentimiento de compañerismo que a pesar de las polémicas que puedan surgir se mantiene, pero esto no ocurre con Charlene de Mónaco.
Si tomamos por ejemplo a Letizia, tenemos solo dos oportunidades en las que las royals han cruzado sus caminos. La más reciente siendo el funeral de Isabel II el pasado 2022, pero si nos vamos más atrás hay que viajar casi 10 años al pasado, al año 2013, donde fueron vistas en el Vaticano, pero esto no parecen más que dos momentos en los que Letizia habría ejercido el rol de reina consorte y actuado bajo el protocolo, por lo que no significa que haya buena relación entre la consorte y Charlene de Mónaco.
No hay un motivo exacto por el cual Letizia tenga algo en contra de la ex nadadora olímpica, pero podría tener algo que ver con su imagen. Como mencionamos antes Charlene de Mónaco ha tenido un vida problemática y esto ha afectado tanto a su imagen como la de su esposo, pero Alberto II de Mónaco sí tiene relación con otros royals, por lo que el caso de su esposa se sigue considerando un misterio donde muchas pueden ser las razones pero ninguna se puede confirmar o desmentir.