Tras una misteriosa ausencia y un sinfín de rumores sobre un posible divorcio, Charlene de Mónaco ha emergido en la escena pública, retomando su agenda oficial con una sonrisa forzada. Pero, ¿qué se esconde detrás de la fachada de la "princesa triste"? La verdadera naturaleza de su relación con el príncipe Alberto de Mónaco es todo menos un cuento de hadas. El matrimonio entre Alberto y Charlene, marcado por una diferencia de edad de 20 años, ha estado bajo la lupa pública. El recuerdo del casi abandono de Charlene minutos antes de la boda, seguido por un matrimonio sin aparentes vínculos afectivos, ha dejado una huella imborrable en la opinión pública.
Fuentes cercanas a la pareja aseguran que, bajo la superficie de sonrisas forzadas y formalidades, la relación entre la ex nadadora olímpica y el soberano monegasco es fría y carente de intimidad. Se ha destapado que nunca han compartido la misma cama y hasta se hospedaron en hoteles diferentes durante su luna de miel. Los hijos de la pareja también han estado en el centro del escándalo, dado que los rumores apuntan a que Charlene y Alberto tuvieron hijos por obligación, como parte de un contrato matrimonial. Los gemelos, Jacques y Gabriella, llegaron al mundo mediante fecundación in vitro, una estrategia que ahora emerge como un intento angustioso de cumplir con sus responsabilidades monárquicas. Una elección forzada por circunstancias que involucraban a la Corona y a su futuro jefe de Estado.
Un aborto silenciado: las dificultades de Charlene
Las revelaciones de Christa Mayrhofer-Dukor, una prima de Charlene, arroja luz sobre la difícil trayectoria de la princesa desde su llegada al Principado. Según Mayrhofer-Dukor, la sudafricana sufrió un aborto antes de quedar embarazada de sus mellizos. Sé que fue un momento muy difícil tanto para ella como para Alberto, que sufrió mucho por este tema. Incluso los dos llegaron a pensar que nunca más se quedaría embarazada y no podrían dar un heredero a la Corona”, aseguró, dejando entrever una dolorosa pérdida que podría haber influido en la aparente melancolía de Charlene. Además, aseguró que “Charlene se sometió a una fecundación in vitro un tiempo después, pero aún así tuvo que ser muy prudente durante todo el embarazo y correr riesgos”. De esta manera, se validan las especulaciones de que Charlene y Alberto no tienen una vida íntima y que su matrimonio se fundamenta en un pacto destinado a preservar la reputación de la Corona monegasca.
Rumores sobre la sexualidad de Alberto de Mónaco
Desde hace años, la vida del príncipe Alberto ha estado salpicada de especulaciones sobre su orientación sexual. Su participación en el Festival Gay Escandinavo en 2003, en el que fue fotografiado abrazando a dos drag queens, despertó sospechas sobre sus preferencias sexuales. Además, testimonios como el de Victoria Zdrok en 2004, que sugirió haber tenido un trío con el príncipe y otro amigo, también han contribuido a estos rumores.
Los desafíos matrimoniales han llevado a Charlene a plantear la idea de separarse. Aunque se ha especulado sobre la posibilidad de un divorcio, Alberto ha dejado claro que no cederá ante esta opción. La propuesta de Alberto sugiere un dilema para Charlene: permanecer en un matrimonio aparente y mantener sus compromisos institucionales a cambio de un acuerdo financiero o enfrentar la posibilidad de perder el contacto con sus hijos.