Antes de que Letizia entrara en escena, el príncipe Felipe era todo un soltero codiciado. Un chico guapo, heredero real y objeto de deseo para muchas damas de alta sociedad. Nombres como Eva Sannum, Gigi Howard, Viviana Corcuera, Yasmeen Ghauri, Esmeralda Iacobella Macioti, Gabriella Windsor o Mencía Roca de Togores Lora aparecen en la lista de conquistas potenciales del futuro rey. Pero hoy, nos detenemos en el capítulo de la historia que involucra a Isabel Sartorius, otra de sus amantes conocidas, y un desembolso real de 15 millones de pesetas.
La trama se despliega en agosto de 1989, cuando el servicio real llevó a la reina Sofía la prensa del día, y oh sorpresa, Felipe estaba en el ojo del huracán mediático. Las portadas mostraban al príncipe y a Isabel Sartorius compartiendo una lancha motora en aguas de la isla de Cabrera. Pero aquellas no eran las únicas fotos que existían. Casa Real se encargó de sacarlas de circulación.
Cara Real intervino para evitar la publicación de unas fotos muy "tórridas" de Felipe VI
Lo contó Pilar Eyre en uno de sus artículos para la revista Lecturas. “Las fotos que aparecen ese día en una portada recuerdan una serie californiana: dos cuerpos jóvenes y bronceados a bordo de una lancha motora en aguas de la isla de Cabrera”, empezaba Pilar Eyre en uno de sus relatos en la revista Lecturas. “Llevan la revista a primera hora a Marivent y Sofía desayuna con esa imagen: una chica rubia se recuesta sensualmente sobre el cuerpo de su hijo, el príncipe Felipe. A Sofía le dio el gran soponcio de su vida, ¿cómo va a tener novia Felipe y ella no saberlo? Pero ¿esa chica no es Isabel Sartorius, que la infanta Cristina le había presentado como una amiga de la pandilla?”, sigue Pilar.
Pero eso no era lo peor; había más. Resulta que había fotos mucho más subidas de tono, demasiado explícitas para la comodidad de la familia real. Aquí es donde entra en juego el suspense financiero. Para evitar que esas fotos comprometedoras vieran la luz del día, alguien decidió abrir la billetera real y pagar la nada despreciable suma de 15 millones de pesetas para comprar esas imágenes incómodas y esconderlas en el oscuro cajón del secreto.
“Le informan que hay más fotos, tórridas y explícitas, que se han comprado por quince millones de pesetas para meterlas en un cajón. La reina da las gracias y suspira. Sabe que van a tener problemas. Seis años de problemas, para ser más exactos”, concluía Eyre.