Los que acaparan la atención pública intentan día tras día pulir y mantener su imagen, unas más que otras, hay algunas que simplemente no tienen ningún trapo sucio que recriminarles, otras están hasta el cuello de polémicas que intentan ocultar, sin éxito.
Carolina de Mónaco es una de muchas royal que hace lo posible por mantener sus polémicas, o las de sus hijos, al margen, pero a pesar de esto, Andrea, Carlota y Pierre, en un momento u otro se han visto salpicados por la polémica del momento, sin embargo el hijo menor de Carolina de Mónaco es quien se ha llevado absolutamente todo, su vida ha sido movida y la prensa le ha seguido en cada movimiento.
A Pierre Casiraghi se le conoce como “el príncipe fiestero”
Un apodo que poco deja a la interpretación, el joven Pierre Casiraghi tuvo una infancia difícil al menos a nivel sentimental, perdió a su padre a los tres años. A pesar de esto, no llamó mucho la atención hasta que llegó a sus años de universidad, donde empezó a juntarse con Stavros Niarchos III, quien se convirtió en su amigo y empezaron a salir de fiesta, quizá con el previo presentimiento de que algo iba a salirse de control.
Stavros Niarchos III tiene un historial de delincuente juvenil, una vez le pagó a una persona sin hogar para tener la libertad de arrojarle una bebida encima, solo con esto, es posible hacerse una idea del tipo de junta que resultaba para Pierre Casiraghi, no cualquiera podía subir a su nivel, ni siquiera seguirle el paso, pero de alguna forma, el hijo de Carolina de Mónaco lo estaba logrando.
Pierre Casiraghi se convirtió en el alma de las fiestas, literalmente, no había evento en el que no estuviera presente, tampoco faltó a la despedida de soltero de su amigo Stavros Niarchos III, que debió ser, al igual que el comprometido, una verdadera vorágine de descontrol, pero no tanto como lo que se cuenta que le pasó al príncipe en el año 2012, donde según testigos, voló de extremo a extremo de la sala de una discoteca de Nueva York por pelear con un empresario, ¿la razón de la pelea? una botella de vodka de 500 euros y la mejor mesa del local.
No solo en Mónaco hay ovejas descarriadas
En la realeza siempre se intenta mantener una imagen pulcra y elegante, manteniendo un estatus y un nombre familiar en alto, pero nunca faltan una o dos ovejas negras en cada familia real que tienen problemas para mantener este estándar impuesto por el resto de sus familias, en España tenemos, por ejemplo, a los hijos de la infanta Elena, Victoria Federica y Froilán, este último por suerte no ha llegado a los extremos de Pierre de Casiraghi, pero de no habérselo llevado Juan Carlos I a Abu Dabi quizá le habría igualado en algún momento.