La Navidad en España no ha sido como muchos esperaban. Felipe VI y Letizia se han visto muy mal por todo lo sucedido con Jaime del Burgo y la revelación que hizo, pero lo cierto es que en España no solo han ido las cosas mal, sino que también en Mónaco. Las tierras monegascas han tenido un buen año, pero no igual para la familia real del lugar, ya que ha estado en el ambiente bastante caldeado debido a todo lo sucedido con Charlene de Mónaco y su esposo, Alberto II de Mónaco.
De hecho, en quién queremos enfocarnos es en “la princesa triste”, la cual no ha tenido un buen año y tampoco ha tenido una buena Navidad. A estas alturas los rumores que corren sobre el hecho de que Charlene de Mónaco no quiere estar en Mónaco suenan con mucha más fuerza, y esto es innegable dado lo que hemos visto de la familia real, aunque esta nota no va por este tema, sino que va más directo a enfocarse en la relación de Carolina de Mónaco y Charlene de Mónaco, las cuales se han cargado la Navidad de los Grimaldi.
La cena de Navidad fue un desastre que intentaron disimular
Cada familia real tiene sus problemas y los Grimaldi no son una excepción. Esta familia también tiene a sus miembros que son como el agua y el aceite, que no se pueden mezclar y que por ende tienen una mala relación, tal como es el caso de las dos cuñadas. Nunca se han llevado especialmente bien y con el paso de los años han fortificado esta mala relación que tienen, la cual se ha hecho muy notable en las últimas cenas navideñas.
Por ejemplo, en años anteriores, las cenas navideñas en Mónaco siempre se han visto interrumpidas por la tensión entre la hermana del príncipe y la esposa del príncipe, las cuales llegaban incluso a hacer comentarios denigrantes hacia la otra. Para sorpresa de nadie , esta ocasión no ha sido la excepción, ya que la familia ha vuelto a reunirse para disfrutar de la cena navideña y la situación entre las dos cuñadas volvió a repetirse.
Carolina de Mónaco no tiene en buena estima a la esposa de su hermano y Charlene de Mónaco no soporta la presencia de su cuñada. La esposa de Alberto II de Mónaco se sienta en la mesa por pura obligación, ya que esto está sujeto en su contrato de 12 millones de euros, pero si pudiera hacerlo, no lo haría, ya que nunca pasa nada bueno cuando se reúne Carolina de Mónaco con “la princesa triste”.
Durante la Navidad de 2023 se pudo notar como ambas princesas mantenían las miradas alejadas y sin dirigirse la palabra, lo cual es un problema teniendo en cuenta que lo que busca hacer el príncipe Alberto II es que la familia se vea lo más unida posible, algo que, por culpa de las dos “enemigas”, no fue del todo posible durante la cena de Navidad.