Desde que Letizia se comprometió con Felipe VI, los Ortiz Rocasolano más fieles han sido vistos pero no escuchados. Si hay algo que ha caracterizado a Paloma Rocasolano y a los suyos es la discreción. De hecho, la abuela favorita (como se le conoce), siempre aparece en la escena correcta y de bajo perfil. En todos estos años de matrimonio y reinado, no se conoce una sola polémica suya. Ni siquiera cuando la reina Sofía dejó caer que a ella no la dejaban ver a sus nietas, mientras que a la otra sí. Sea como sea, lo más impactante es cómo le cambió la vida. ¿Dónde quedó su sindicalismo férreo?
Para empezar, Paloma Rocasolano estudió enfermería en Madrid y se especializó en Oviedo. Trabajó en el centro de salud Las Lilas de Oviedo, durante algunos años. Por motivo del trabajo de periodista de Jesús Ortiz, su entonces esposo, la familia se trasladó a Madrid. Vieron crecer a sus hijas en Rivas Vaciamadrid, en la periferia madrileña. Se unió al SATSE, que es como se conoce al sindicato mayoritario en enfermería en 1991. Y fue hasta 2005 que se convirtió en la delegada de SATSE. Esta labor la llevó a recorrer gran parte de la ciudad para resolver los problemas de sus colegas.
Al cumplir los 65 años, en 2017, la abuela de Leonor y Sofía finalmente alcanzó la jubilación con alegría. Firmó los documentos correspondientes y se despidió de muchos años al servicio del centro de salud y sus colegas, como informó LOC en aquel entonces. Lo curioso es que, después de tantos años defendiendo el sindicalismo, su vida se haya transformado completamente con los privilegios que le ofrece la posición de su hija.
Paloma Rocasolano ya no vive como una plebeya sindicalista
Muchos no lo saben, pero el gusto de Letizia por el cuidado proviene de su madre. Poco después de que su hija se casara con el entonces príncipe de Asturias, la vida de la familia se llenó de lujos y experiencias inigualables. Cuando Paloma era sindicalista, su destino de verano era la playa en Benidorm. Siempre equipada, por supuesto, con sombrilla, silla y nevera llena de comestibles y refrescos. Hoy en día sus planes estivales son muy distintos, en yates y de compras por las calles más selectas de la capital.
De acuerdo con los especialistas consultados por Vanitatis, la enfermera retirada se ha sometido a diversos retoques estéticos. Tratamientos y rellenos que son muy costosos, todos hechos con la finalidad de lucir un rostro más juvenil a sus 71 años. Además de esto, su evolución de estilo es muy evidente. Tanto si aparece en algún evento, como si es capturada de imprevisto cuando está fuera, luce bolsos cuyo precio asciende a 1000 o 2500 euros. Un complemento para atuendos firmados por marcas de alta gama.
Asimismo, es cliente frecuente de una tienda exclusiva ubicada en la calle Serrano. La boutique Opatra London, cuya gama de dispositivos se enfoca en el cuidado de la piel. Los productos varían de precios, pero van de 300 a 14.000 euros.
¿Qué dirían los colegas sindicalistas de la otra cara de Paloma Rocasolano?