El romance entre Juan Carlos I y la reina Sofía a día de hoy es algo que no se sabe cómo pudo surgir. Hay dudas al respecto, ya que los dos tenían intereses hacia otras personas y aún así se casaron. Es un hecho de que el amor surge en circunstancias extrañas, pero resulta sospechoso que todo el mundo considera el matrimonio de estos dos monarcas como un matrimonio por conveniencia. A día de hoy obviamente es así, ya que vive cada uno por su lado, pero siguen casados, pero en el pasado, cuando apenas eran recién casados, eran muchos los que pensaban que el matrimonio era uno por conveniencia.
La reina Sofía no sabía nada de castellano, Juan Carlos I no sabía nada de griego, ambos tenían intereses románticos hacia otras personas y el mismísimo Franco había mostrado su rechazo hacia esta relación. Sin embargo, el emérito siempre dijo que su amor por Sofía de Grecia era absoluto, algo de lo que se pudo dudar en aquel entonces y de lo cual hoy podemos decir no, ya que el rey emérito tenía otros mayores encantos a los que apreciar, y con el paso de los años eso se hizo evidente.

Juan Carlos I tuvo cada vez más y más amantes, y una de las más importantes fue Corinna Larsen
Cuando se habla de Corinna Larsen como una de las mujeres más importantes que ha tenido Juan Carlos I no es exagerar. La alemana fue una de las mujeres en las que más se perdió el padre de Felipe VI, además de que la conoció en una época en la que no le importaba ni siquiera disimular para que los medios y su esposa no se “enteraran” de las cosas que hacía.
De hecho, en aquella época la reina Sofía era totalmente consciente de lo que hacía su esposo a sus espaldas, por lo que Juan Carlos I pudo mantener esa fuerte adoración hacia Corinna Larsen sin problema alguno, tanto que llegó a tener una misteriosa cámara acorazada en la que guardaba fotos de la alemana.

El rey tenía una cámara acorazada para guardar fotos de su mayor amante hasta ese entonces
Esto lo contó la propia Corinna para el podcast presentado por Project Brazen y PRX. Contó que el emérito estaba locamente enamorado de ella y, una vez en concreto, le rogó porque lo fuera a visitar a Zarzuela. Quizás no la mejor idea, pero ella accedió. “El rey tenía una zona totalmente reservada para él dentro del palacio” explicaba, todo para más adelante hablar sobre la cámara acorazada que tenía el emérito.
Esta no era tan grande y no tenía dinero, sino que tenía fotos de Corinna Larsen, todas fotos de Corinna Larsen. En algunas salía con ella, pero en otras solo se podía apreciar a la alemana. Un poco extremista, pero en aquel entonces el rey estaba profundamente enamorado, sintiendo la atracción de mil imanes hacia esa mujer con la que pasó varios años, pero eso sí, siempre a espalda de la reina Sofía, la cual llegó a tener más de un encuentro con la alemana.