La historia de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin parece no tener fin. El divorcio se está convirtiendo en el culebrón. Se suponía que después del 5 de junio, con Irene siendo mayor de edad, todo se resolvería de manera privada en el despacho de un notario. Pero aquí estamos, más de siete meses después, y nada de firmas ni papeles.
Resulta que el freno principal parece ser que Cristina no está dispuesta a soltar la lo que Iñaki le está pidiendo. Esto serían, según Monarquía Confidencial, dos millones de euros y una pensión vitalicia de 25.000 euros al mes, entre otros detalles. Y es que para Cristina significaría financiar la nueva vida de ricos de Iñaki y su amante, Ainhoa Armentia. Aunque también hay fuentes que cuentan que hay quienes señalan que Cristina está intentando retener a Iñaki. Rumores dicen que está todavía enamorada y que le ha pedido a Iñaki que vuelva al núcleo familiar, mostrándose dispuesta a perdonarlo todo.
Los hijos de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin no quieren saber nada de los de Ainhoa Armentia
Pero la actitud de Cristina no solo está afectando a los protagonistas, también a los hijos Urdangarin. Sobre todo a Irene, Miguel y Juan. Se han visto influenciados y contagiados de la rabia de su madre.
Pablo Urdangarin, el hermano equidistante, está en el medio de la pelea de sus padres. El chaval entiende el dolor de su madre, pero también los sentimientos de Iñaki. Y no ha tenido problemas en conocer a Ainhoa en persona, aunque ello haya dolido a su madre.
Problemas para los hijos de Ainhoa Armentia, repudiados por los Urdangarin
En cambio, los tres hermanos restantes, no quieren saber nada de Ainhoa y sus hijos, dos jóvenes, de 13 y 17 años. Aunque Iñaki ya comparte techo con ellos en Vitoria, no quieren saber de presentaciones oficiales. Parece que la influencia de la rabia de Cristina es más fuerte que cualquier lazo familiar.
Esta situación está afectando a los hijos de Ainhoa Armentia, repudiados por los hijos de la nueva pareja de su madre. Por culpa de los celos de la infanta, no pueden establecer vínculos con los hijos de Iñaki ni formar un nuevo núcleo familiar. Están en el centro de la polémica, pero marginados.