Por lo general, siempre se argumenta que en un divorcio los que más sufren son los hijos del matrimonio, y esto suele ser cierto, pues en muchas ocasiones los hijos son muy pequeños para entender el conflicto entre esas dos figuras que han visto juntas toda su vida, o simplemente la carga psicológica resulta tan fuerte que es difícil de asimilar. En el caso de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin hay motivos de parte y parte, no ha sido un proceso corto ni mucho menos fácil, hasta la infanta Cristina ha tenido varios momentos difíciles por las acciones de Iñaki Urdangarin, y quién sabe cuánto falte para que finalmente lleguen a un acuerdo, según se ha dicho, las negociaciones se pausarían hasta septiembre, momento en el que podrían finalmente llegar a un acuerdo, ya Irene Urdangarin es mayor de edad, por lo cual, en teoría, no habría más trabas para firmar el divorcio.
Irene Urdangarin, en el psicólogo por el divorcio de sus padres
Numerosas veces se ha reportado el enorme rechazo que siente la hija menor del matrimonio por la nueva pareja de su padre, Ainhoa Armentia. No quiere saber nada de ella y en su último cumpleaños se negó rotundamente a recibir sus felicitaciones por teléfono, desde entonces ha quedado claro que Irene Urdangarin es muy de su madre, es la única de las 4 hijos que se mantiene viviendo con ella, y sabemos que la infanta Cristina tampoco lo ha tenido fácil, así que debe haber sido, y seguirá siendo, un sufrimiento compartido entre las dos, por el cual deben pasar juntas.
Sin embargo, para Irene Urdangarin el trayecto ha sido difícil, se ha comentado que ha necesitado de medicación y ansiolíticos para mantenerse estable en sus peores días, además estaría recibiendo ayuda psicológica para aprender a manejar de mejor manera las fuertes emociones que sentirá a causa de todo el asunto del divorcio, que no pierden relevancia y, en realidad, deberían ser tratados con delicadeza.
Juan Urdangarin, también necesita ayuda, por causas diferentes
El caso del hijo mayor del matrimonio es algo distinto, Juan Urdangarin vive una existencia casi anónima, dentro de lo que es posible para un miembro de la realeza, intenta vivir su día a día como un ciudadano más, e incluso comparte piso con algunos amigos. No lleva una vida excesivamente lujosa ni nada por el estilo, todo esto viene originado por una muy mala experiencia durante su adolescencia.
Cuando explotó el caso Nóos, Juan Urdangarin estaba en su adolescencia, época en la cual recibió una cantidad de insultos, amenazas y acoso brutales, esto le habría hecho convertirse en “un tipo sensible” como lo describen los amigos de sus padres, de forma similar a lo que ocurre con su hermana Irene Urdangarin y el divorcio de sus padres, resultó en una carga enorme para el hermano mayor, sin embargo a día de hoy lo vemos viviendo el día a día de forma tranquila, con suerte, su hermana eventualmente podrá hacer lo mismo.