El libro 'King Corp', escrito por los periodistas David Fernández y José María Olmo, dio mucho de quñe hablar hace unos meses. Sobre todo el episodio en el que hablaba de una presunta hija ilegítima llamada Alejandra, que el rey eemériito Juan Carlos I había tenido con una aristócrata en los años 70. El revuelo fue tremendo. Y entonces se comenzó a especular sobre la relación entre Juan Carlos y Charo Palacios, la madre de Alejandra.
Juan Carlos y Alejandra de Rojas reaccionan
La familia de la joven respaldó la versión de que Juan Carlos y Charo habían tenido una relación cercana, aunque negaron categóricamente que Alejandrafuera hija del emérito. Juan Carlos por su parte, emitió un comunicado negando todo y desmintiendo rotundamente haber tenido una relación amorosa con la señora doña Rosario Palacios, y mucho menos haber tenido una hija con ella. Además, amenazó con demandar a cualquier persona o medio que difundiera información falsa sobre el asunto. Alejandra de Rojas por la suya, también emitió un comunicado contundente en el que negaba ser la hija secreta del rey Juan Carlos y amenazaba con emprender acciones legales contra los medios que inventaran historias sobre ella. Parecía que todos los implicados estaban decididos a defender su versión de los hechos.
Ni rastro de Alejandra de Rojas
Y tras estos comunicados y el estallido mediático, todo cambió. Alejandra de Rojas desapareció del mapa. Como si alguien en la Casa Real hubiera decidido hacerla desaparecer de un plumazo. La modelo, que en ese momento estaba en medio de su divorcio, cayó en un absoluto silencio mediático. Fue como si se la hubiera tragado la tierra.
Algunos rumores de que muchos medios de comunicación habían sido obligados a cesar cualquier información relacionada con Alejandra de Rojas. Además, se decía que se había recomendado evitar cualquier mención del famoso libro 'King Corp' o cualquier tema relacionado con el asunto. Al parecer, alguien había dado la orden de silenciar por completo el tema y mandarlo a mejor vida. Y lo cierto es que desde entonces hay un silencio total, tanto sobre Alejandra como sobre el libro.