La reina Sofía es reconocida por su estricto apego a los protocolos reales, los cuales sigue al pie de la letra en cada ocasión. Su compromiso con su papel como reina es innegable, y quizás sea esta misma responsabilidad la que la haya llevado a desarrollar una adicción peculiar: el tabaquismo. La reina emérita es una consumidora habitual de cigarrillos, aunque lo hace siempre de manera discreta y en momentos específicos, mostrando su rigurosa disciplina incluso en este aspecto. A pesar de sus intentos por abandonar el hábito en el pasado, ha sido incapaz de hacerlo, y aunque nunca se le haya visto fumando en público ni en fotografías, el cigarrillo sigue siendo una parte integral de su vida cotidiana.
Las raíces profundas de una adicción
La relación de la madre de Felipe VI con el tabaquismo tiene raíces más profundas de lo que muchos podrían imaginar. Según revela el libro "Doña Sofía. La Reina habla de su vida" de Carmen Enríquez y Emilio Oliva, la emérita confiesa que comenzó a fumar para aparentar una mayor edad, especialmente cuando asumió el papel de reina. En su círculo social, muchas amigas importantes recurrían al cigarrillo, lo que la llevó a seguir su ejemplo para encajar en ese entorno. “Llegué a fumar hasta diez cigarrillos diarios cuando fumaba con más asiduidad”, indicó la emérita. Esta presión social la llevó a convertirse en una consumidora habitual de cigarrillos, aunque curiosamente este hábito no se asocie comúnmente con su imagen pública.
El deleite por el humo es algo que la reina Sofía comparte con Juan Carlos I, aunque el rey prefiere el penetrante y denso aroma de un buen puro. Según comenta la reina en el libro de Enríquez, "Cuando dejé el tabaco, el rey dijo que también lo iba a dejar. Y lo hizo, pero con un truco. Es verdad que dejó los cigarrillos, pero siguió fumando, aunque sólo puros”.
El momento sagrado del cigarrillo
Aunque la reina Sofía no es conocida por ser una fumadora empedernida, los cigarrillos son parte fundamental de su rutina diaria. Si bien no se le ve fumando todo el tiempo en su residencia en Zarzuela, tiene un momento específico reservado para disfrutar de su vicio: después de la comida. La esposa de Juan Carlos I sigue un ritual estricto: una vez que termina de comer, busca inmediatamente su cigarrillo para disfrutarlo sin interrupciones. Este momento es sagrado para ella, y cualquier alteración en su rutina puede ponerla de mal humor. Por lo tanto, se asegura de tener siempre a la mano un cigarrillo listo para después de la comida. Para la reina Sofía, este pequeño hábito es una parte esencial de su día y algo que no está dispuesta a dejar de lado.
Este momento después de las comidas se ha convertido en una elección consciente, ya que se siente más tranquila y relajada en ese instante del día, convirtiéndolo en el momento ideal para disfrutar de un cigarrillo. Esta práctica es una constante en su vida diaria, aunque solo la lleva a cabo en casa y rara vez cuando está fuera, manteniendo este hábito estrictamente en su ámbito privado.