No es que hace ya muchos años que siguen la actualidad monárquica de nuestro país saben muy bien que la reina Letizia ha distinguido de forma notable la relación que tiene con su familia y la que tiene con su familia política.
En este sentido, si bien es cierto que Letizia tiene mucha relación con su madre, Paloma Rocasolano, también lo es que tampoco tiene mucha relación con el resto de su familia, especialmente con su sobrina, Carla Vigo, hija de la fallecida Erika Ortiz.
Si bien es cierto que ha sido la propia carrera la que más de una ocasión ha dejado muy claro ante los medios de comunicación que, por mucho que no tenga mucho contacto directo con su tía Letizia, la reina siempre se ha encargado de preocuparse por ella y de ayudarla en todo lo que ha necesitado, no es que sea precisamente ningún secreto que Ortiz no quiere que sus hijas tengan mucha relación con su prima, igual que tampoco quiere que no tengan ninguna relación con sus primos por parte de la familia de su padre, es decir, los hijos de las infantas Elena y Cristina.
Carla Vigo vive muy alejada de los lujos de la familia real
No es precisamente ningún secreto que, si Letizia quisiera, su sobrina CarlaVigo podría vivir una vida de un nivel mucho más alto del que vive, pero parece ser que la mujer de Felipe VI no está interesada en este sentido la hora de ayudar a su sobrina.
Es por eso que, tras varios intentos frustrados a la hora de convertirse en actriz, actualmente parece ser que la sobrina de la reinaLetizia se dedica a ser animadora en fiestas infantiles, un trabajo que le reporta un sueldo de unos 50 € la hora, un sueldo que no es precisamente bajo pero que, al menos de momento, no lo impide vivir sola, sino que tiene que compartir piso.
Cabe destacar, eso sí, que por mucho que en ocasiones en sus redes sociales CarlaVigo deje algunos mensajes que sean cuanto menos curioso o inquietantes para algunos, la sobrina de la regla Letizia vive ahora una época feliz en la que, eso sí, sigue acudiendo a terapia de forma habitual, entre otras cosas porque perder a su madre con tan solo siete años no es que sea algo precisamente fácil de superar.